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domingo, 26 de mayo de 2013

Cris Morena: “Tuve miedo de no volver a contar historias”

Cris Morena
Cris Morena está sentada en un vivero específicamente creado para su nueva serie, Aliados, su primer trabajo después de la bomba atómica: la pérdida de su hija, Romina Yan. Y se la ve distinta, pero también radiante, en un sentido de alguien que entiende cosas que los demás no. Y ese entender hoy tiene que ver con Aliados, su nuevo proyecto, que presenta no sólo la primera alianza entre Telefe y Fox sino un proyecto multimedia que está compuesto por webisodios de siete minutos y una proyección semanal tanto en Telefe como Fox.


Cris Morena sostiene que “Aliados es una declaración, es cómo me gustaría que fuera el mundo. En verdad, toda mi vida soñé con un mundo mejor, ¿no? Desde que era chica siempre soñé que podía hacer algo así, que sería alrededor de eso mi vida, y que la misión de cada uno tendría que ser ésa”. Y sigue: “Y Aliados es una declaración, una linda declaración de un deseo de un mundo mejor. Y es un intento de reflejarme a mí en estos dos años que han pasado, de ser lo más fiel posible con esto que me ha sucedido tan importante para mí y que ha cambiado absolutamente mi historia. No podía volver como si nada. Es un proyecto muy verdadero. El más real y verdadero, el más sentido de mis proyectos”.
—¿Por qué el nombre Aliados? ¿Qué representa eso respecto de la oscuridad de que hablás?
—Era una palabra que no estaba en mi diccionario normal, no la usaba nunca y un día la escuché, todavía sin un nombre decidido para el proyecto, y pensé ‘ahí está’. Porque sin aliados nunca hubiera podido salir de la oscuridad en la que yo estaba. De eso también se trata el proyecto: de personas que están en proceso de oscuridad. En mi caso era una oscuridad provocada por la tristeza y un montón de otras cosas. O atravesarlo: porque salir no se sale nunca. Estar con el corazón medianamente respirando.
—¿Aliados fue algo que buscaste, algo que necesitabas?
—Nació como un volcán. En ninguna situación especial. Empezó de a poquito con una canción. En un momento exacto: mientras iba doblando en una curva. Había un cartel que decía “Free” y no sé qué pasó, alguna señal milagrosa del universo. Sentí que algo me explotaba en el pecho y sentí una alegría que no había tenido en mucho tiempo. Algo que de hecho me cuesta volver a sentir. Un fulgor. Y a partir de ahí empezó de aparecer todo el proyecto.
—Conectás con los jóvenes como poca gente. ¿Sentís que se crea un retrato parcial de ellos cuando aparecen informes en noticieros sobre cómo consumen alcohol o drogas?
La sociedad no está hecha para que los jóvenes amen o sean amados. Para que nadie ame o sea amado. El sistema está hecho para que seamos destruidos. Es muy difícil luchar contra eso. Los seres humanos no entendimos todavía lo que es el amor. Por ende, es imposible que eso se vea reflejado en demasiados productos de TV u otra cosa porque no todo el mundo lo ve o lo siente. Todos estamos en lo mismo. No veo otro secreto u otro camino que el amor en acción, en servicio. Todo lo que no entra en una cosa esquemática y es diferente asusta, y el miedo es lo contrario al amor. Yo siento muchas veces miedo.
—¿Tuviste miedo de no volver a contar?
Tuve miedo de no volver a contar historias. Tuve miedo. Me pregunté mucho quién era yo después de lo que pasó. Me lo pregunté siempre. Pero me lo pregunté mucho más que nunca. Y me lo sigo preguntando. ¿Quién era yo, María Cristina De Giácomi? Cris Morena sé perfectamente quién es. Pero a Cris Morena no le ha pasado nada, está impecable. No te olvides que es un personaje para lo que significan los medios. Soy yo. Pero la que no sale en los medios, la abuela, la mamá, la amiga, es la otra. Van de la mano, seguro. Pero no me creo el personaje.
—¿Lo que pasó te hizo volver a ver todo tu trabajo previo desde otro lugar?
—Lo que pasó me hizo repensar muchísimas cosas: no sólo mi proceso anterior de trabajo, sino mi proceso de vida desde todos los lugares. Y eso es parte de algo que me va a durar toda la vida. Se me abrió un portal diferente a un mundo diferente hacia señales diferentes. Sentí que entraba, por momentos, en un grado de libertad importante porque ya no quedaba ninguna otra cosa que ser. Repensé mi manera de hacer el trabajo. Lo que no quiere decir, ya que el ser humano tiende a cometer errores, que cambie esa forma intensa de meterme en el trabajo. Esa intensidad se da por querer contarle a la gente joven, que es a quienes vamos a llegar, más allá de que la familia la quiera ver, sin estrategias, sino con la mayor pureza de nuestros corazones. Es casi un desafío volver con un renacimiento. Hay miedos por empezar de nuevo. Y literalmente estoy empezando de nuevo.
—¿Hoy tenés más miedo?
—Ay, estoy aterrada. Pero no tanto por la expectativa de la aprobación del público. Estoy aterrada de no estar dando exactamente lo máximo, y no poder llegar. Y que quizás lo que a mí me pasa con el programa no llegue de la misma manera. Nunca estuve en una posición cómoda. Yo soy arriesgada.
—Desde hace dos años no estás en TV, y ahora Lanata mide 30 puntos. ¿Cómo ves la televisión?
—No puedo hablar nada de la televisión porque no veo televisión desde hace dos años. A Lanata no lo veo. No soy una buena jueza de la televisión porque amo la televisión. A mí me gusta la gente que arriesga en la televisión. No me gustan los que roban, los que copian y los que se repiten. Eso es lo único que te puedo decir de la televisión.
—¿Qué sentís que le diste a la televisión que no estaba ahí antes?
—Soy muy consciente de mis limitaciones y de adónde quiero ir, y de que yo me di a la televisión, yo en mis cuentos. Creo que construí una obra de cierta profundidad interesante para jóvenes, cuando los jóvenes no eran gente respetada en la televisión (al menos cuando yo empecé). Para mí los jóvenes son lo máximo que hay como proyecto, como cambio. Y su afecto, en ese momento tremendo, me sirvió muchísimo. Pero eso también representa una responsabilidad. Sentía adonde fuera, en llamados, mensajes o videos, oleadas de amor. Y es el público y son los jóvenes los que estuvieron de verdad. Mis nietos, mi familia y los jóvenes.
—¿Te molestan las críticas que reciben tus productos?
—Primero que nunca las escuché, quizás si las escuchara sí me molestarían. Pero sinceramente cada uno puede hacer lo que quiere. Aunque burlarse es una palabra fuerte, ya que yo nunca me burlé de ningún proyecto. Nunca. Y vi muchos. Entiendo que hay gente del medio que no haría lo que yo hago. Pero las críticas se reducen a algo simple: cuando más hacés, más detractores tenés. No son proyectos para burlarse los míos porque son proyectos profundos.
—¿Estás haciendo tu camino del héroe?
Estoy haciendo el camino del héroe desde que nací. Y desde que nací me han tocado muchas piedras, no soy una persona que ha tenido un camino fácil. Y la piedra más dura fue esta última, pero bueno, estamos atravesándola.

Fuente: Exitoina

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